Imagina tu boca como un pequeño ecosistema: ahí viven bacterias de forma natural. No son “malas” por sí solas, pero cuando encuentran las condiciones adecuadas, forman una película pegajosa sobre los dientes: la placa dental.
Razones principales de su existencia
- Restos de comidaCada vez que comes, sobre todo azúcares y almidones (pan, pasta, dulces, refrescos), quedan pequeños restos en tus dientes. Las bacterias los aprovechan como alimento.
- Bacterias activasAl alimentarse, esas bacterias producen ácidos. Esos ácidos se pegan al esmalte y poco a poco lo van debilitando.
- La saliva como defensaLa saliva es tu mejor aliada: ayuda a limpiar restos y a neutralizar ácidos. Pero si tu boca se seca (por poca hidratación, ciertos medicamentos, fumar o respirar por la boca), la protección natural baja y la placa se acumula más.
- Higiene insuficienteSi no te cepillas al menos dos veces al día y usas hilo dental, la placa se queda ahí. Y en 24–48 horas empieza a endurecerse y convertirse en sarro (ya no lo quitas en casa, solo el dentista puede).
- Estilo de vidaEl tabaco, el alcohol, la comida ultraprocesada y el estrés favorecen que la placa se adhiera más fácilmente y que las encías estén más débiles.
Un punto importante: los nuevos descubrimientos
Hasta hace poco se pensaba que la placa dependía solo de higiene y dieta. Ahora los estudios muestran algo nuevo:
La apnea del sueño y los ronquidos pueden hacer que la boca se reseque durante la noche.
– Cuando respiras por la boca al dormir, se reduce la saliva, que normalmente limpia y protege tus dientes.
– Esa resequedad crea el ambiente perfecto para que las bacterias hagan su trabajo: se pegan más fácil, producen más ácidos y generan más placa.
– Incluso se ha visto que personas con apnea tienen más inflamación en las encías y mayor riesgo de periodontitis (enfermedad de las encías).
Es decir, no todo depende de cómo te cepillas: tu respiración, tu sueño y tu salud general también influyen en cuánta placa se forma.
¿Qué puedes hacer?
– Cepíllate bien (dos minutos, dos veces al día) y no olvides el hilo dental.
– Mantente hidratado, especialmente antes de dormir.
– Si tienes ronquidos fuertes o apnea, consulta a tu médico: tratar ese problema también es cuidar tus dientes.
– Visita al dentista cada seis meses para limpiar lo que no se puede quitar en casa.
– Si notas boca seca, pregunta por enjuagues o sustitutos de saliva.
En palabras simples: la placa no es solo “mugre en los dientes”. Es el resultado de bacterias, restos de comida, poca saliva y, como se ha descubierto recientemente, problemas como la apnea del sueño que resecan tu boca.

