Un nuevo estudio revela cómo las lesiones en la retina afectan las vías cerebrales que procesan la visión, abriendo nuevas posibilidades para terapias de restauración visual.

Ver el mundo a nuestro alrededor parece algo simple, pero detrás de este proceso hay una compleja red de neuronas que conectan los ojos con el cerebro. La retina —la capa sensible a la luz en la parte posterior del ojo— convierte la luz en señales eléctricas. Estas señales viajan a través del nervio óptico hacia una región del cerebro llamada núcleo geniculado lateral (LGN), que actúa como centro de relevo, y finalmente llegan a la corteza visual, donde se forman las imágenes que percibimos.

¿Qué descubrieron los investigadores?

Un equipo del Instituto Nacional del Ojo (NEI), parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), logró identificar qué circuitos cerebrales son esenciales para la agudeza visual —es decir, la capacidad para ver detalles finos— y cómo estos se ven afectados cuando hay daño en las células retinianas.

Si bien muchas terapias actuales buscan reparar o reemplazar células dañadas de la retina (como con terapias génicas o de células madre), este nuevo estudio muestra que también es crucial entender cómo se ve afectado el cerebro tras una lesión en el ojo. De hecho, los científicos encontraron que algunas vías cerebrales pierden su función si dejan de recibir señales desde la retina.

“Hemos avanzado mucho en reparar el ojo, pero se ha prestado poca atención a lo que ocurre más allá de él”, explicó la doctora Farran Briggs, investigadora principal del estudio. “Cuando las células de la retina se dañan o mueren, los circuitos del cerebro que dependen de ellas también pueden perder funcionalidad”.

El experimento

Para entender mejor este proceso, los científicos estudiaron cómo reacciona el cerebro tras la pérdida de células ganglionares de la retina (RGCs), que son las encargadas de enviar señales visuales al cerebro.

Usaron un modelo animal con hurones y analizaron dos tipos de neuronas en el LGN:

  • Neuronas X-LGN: relacionadas con la visión de alta precisión (agudeza visual).
  • Neuronas Y-LGN: involucradas en la percepción del movimiento.

Después de dañar las RGCs, registraron cómo respondían estas neuronas a estímulos visuales. El hallazgo clave fue que las neuronas X-LGN dejaron de responder adecuadamente, mientras que las Y-LGN se mantuvieron funcionales. Esto indica que la pérdida de células retinianas afecta de forma desigual a las distintas vías visuales: las encargadas de la agudeza visual son mucho más sensibles al daño.

Implicaciones del estudio

Estos descubrimientos tienen consecuencias importantes. Sugieren que, para lograr una restauración completa de la visión, no basta con tratar la retina. También será necesario rehabilitar o entrenar los circuitos cerebrales responsables de procesar la información visual fina.

“Las terapias del futuro podrían incluir entrenamientos visuales, como videojuegos o ejercicios con retroalimentación interactiva, para ayudar a reactivar estos circuitos cerebrales”, propuso la doctora Briggs.

Además, este modelo de pérdida de células RGC podría ser útil para investigar cómo se altera la visión en enfermedades neurológicas complejas, como la esquizofrenia, donde se observan cambios notables en la percepción visual.

Este estudio fue publicado en la revista The Journal of Neuroscience y fue financiado por el programa de investigación interna del NEI/NIH.