SADM #61 Jul/Ago2015
Los griegos la denominaban khamaimelon, manzana de la tierra, por el aroma similar de la manzanilla romana con las manzanas maduras.
Y sí, el nombre de chamomila se lo debemos a los helenos, los romanos acuñaron el nombre de Matricaria Chamamilla (la matriz-útero, la madre), en honor a su capacidad para calmar los espasmos durante la menstruación.
Los sajones, que la utilizaban como sedante y calmante estomacal, la consideraban una de sus nueve hierbas sagradas, mientras que en la Edad Media era esparcida en las insalubres entradas de los castillos y mansiones para paliar malos olores y evitar infecciones. Esta costumbre aún se mantiene, ya que la manzanilla romana se puede encontrar en caminos, prados y emparrados donde deja un agradable olor al ser pisada a la vez que actúa como relajante.
Muchas son las propiedades de esta planta que, usada como infusión, trata la diarrea, es digestiva y tranquilizante y previene y cura úlceras estomacales. También calma las molestias premenstruales y menstruales y estimula la menstruación. Activa el sistema inmunológico y previene infecciones. Es una excelente aspirina natural, ya que reduce los niveles de prostaglandinas.
Su aplicación externa con una compresa alivia inflamaciones y dolores de artritis. Estimula la reparación de la piel en úlceras, aftas y quemaduras gracias a sus aceites antisépticos. Como baño de asiento es de gran ayuda en el tratamiento de hemorroides y problemas vaginales. La manzanilla es, además, un excelente antihistamínico natural y antialérgico especialmente indicada como inhalador en casos de asma, gripe, fiebre del heno, catarro y sinusitis.
En los últimos años se puede encontrar embotellada como aceite esencial para aprovechar sus propiedades aromáticas en dolores de cabeza o estados de estrés, miedo, tensión, obsesión y ansiedad. Unas gotitas en un algodón también calman el dolor de muelas y encías.
Sin embargo, a pesar de todas sus maravillosas propiedades, la manzanilla no puede ser administrada a niños menores de 2 años (y a los mayores de esta edad hay que dársela en pequeñas cantidades), ni a mujeres embarazadas o que estén amamantando, recuerda que aunque sea una hierba tan buena puede tener efectos secundarios indeseables, por lo que siempre debes tener cuidado al usarla y consultar con tu médico cualquier duda que tengas.