Médico Especialista, El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de información

Médico Especialista, El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de información

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Médico Especialista, El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de informaciónMédico Especialista, El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de información

SADM #82 Ene/Feb 2019

Marcello Romeo, PhD en Biomedicina y Neurociencias

El intestino siempre se ha considerado como un órgano “periférico”, con funciones secundarias en comparación con las que hacen otros órganos, como el corazón y el cerebro. Sin embargo, solo hace poco es que se le da al intestino la importancia que merece: es un órgano fundamental para que una persona presente un buen estado de salud y bienestar. Más aún, actúa como un “segundo cerebro” con inteligencia y capacidad emocional propia.

El intestino tiene más de 100 millones de neuronas (además de las que habitan en el esófago y estómago). Esta cifra es muy superior a la población neuronal que hay en nuestra columna vertebral. El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de información. La diversidad de los neurotransmisores presentes en nuestro intestino, indican que el lenguaje utilizado por las neuronas del sistema nervioso entérico (SNE), no es solo muy rico y de gran complejidad sino además muy similar al del cerebro. Serotonina, Dopamina y GABA se producen, en parte, directamente por ciertas especies de bacterias que viven en nuestro microbioma intestinal.

En condiciones de buena salud, el predominio de las bacterias “amigas”, que hacen que las barreras intestinales se mantengan intactas, son capaces de controlar el crecimiento excesivo de bacterias patógenas en el interior de nuestro intestino y por lo tanto, contribuyen un mejor funcionamiento del eje intestino-cerebro.

En condiciones de estrés o de enfermedad, la alteración del equilibrio normal de nuestro microbioma (disbiosis), puede influenciar negativamente en el intestino y dar como resultado un funcionamiento inadecuado del eje intestino-cerebro, lo que repercute en el sistema nervioso central. De hecho, en condiciones de estrés y/o de enfermedad, peligra la integridad de la barrera epitilial, que puede volverse permeable. Esto supone que productos derivados podrían pasar fuera del intestino.

Numerosas evidencias científicas prueban que la función ejercida por nuestro microbioma intestinal, afecta no solamente a la funcionalidad general de nuestro intestino, sino que también repercute en nuestras emociones, estados de ánimo y capacidad cognitiva.

Alteraciones en el estado de ánimo, como la ansiedad, depresiones o el síndrome bipolar y también enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer o la esclerosis múltiple, se originan a veces por un estado de disbiosis intestinal con las consecuentes alternaciones de la respuesta inmunitaria del paciente y estado inflamatorio que puede extenderse hasta el cerebro.

Los investigadores de la universidad de Cork, Tedd Dinan y John Cryan, ya demostraron en 2013 que una integración probiótica selectiva con específicas cepas de bacterias probióticas, puede ser útil en la corrección del estado de la disbiosis intestinal, la carga inflamatoria y el estado de permeabilidad intestinal alterada, perceptibles en aquellas alteraciones del estado de ánimo; en particular, de la depresión.

Por eso, una vez que las investigaciones confirman el papel de nuestras bacterias intestinales en el mantenimiento de nuestro estado potencial de salud y de bienestar, deducimos que las terapias probióticas específicas pueden ser de gran ayuda, tanto para cuidar nuestro cerebro y estado de ánimo, como para prevenir y tratar enfermedades intestinales.

Marcello Romeo trabaja para Nutribiótica (www.nutribiotica.es), la distribuidora en España de los productos probióticos del laboratorio Bromatech.

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#salud #saludaldia #saludaldiamagaz #saludaldiamagazine #bromatech

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SADM #82 Ene/Feb 2019

Marcello Romeo, PhD en Biomedicina y Neurociencias

El intestino siempre se ha considerado como un órgano “periférico”, con funciones secundarias en comparación con las que hacen otros órganos, como el corazón y el cerebro. Sin embargo, solo hace poco es que se le da al intestino la importancia que merece: es un órgano fundamental para que una persona presente un buen estado de salud y bienestar. Más aún, actúa como un “segundo cerebro” con inteligencia y capacidad emocional propia.

El intestino tiene más de 100 millones de neuronas (además de las que habitan en el esófago y estómago). Esta cifra es muy superior a la población neuronal que hay en nuestra columna vertebral. El cerebro intestinal es un auténtico centro de elaboración de información. La diversidad de los neurotransmisores presentes en nuestro intestino, indican que el lenguaje utilizado por las neuronas del sistema nervioso entérico (SNE), no es solo muy rico y de gran complejidad sino además muy similar al del cerebro. Serotonina, Dopamina y GABA se producen, en parte, directamente por ciertas especies de bacterias que viven en nuestro microbioma intestinal.

En condiciones de buena salud, el predominio de las bacterias “amigas”, que hacen que las barreras intestinales se mantengan intactas, son capaces de controlar el crecimiento excesivo de bacterias patógenas en el interior de nuestro intestino y por lo tanto, contribuyen un mejor funcionamiento del eje intestino-cerebro.

En condiciones de estrés o de enfermedad, la alteración del equilibrio normal de nuestro microbioma (disbiosis), puede influenciar negativamente en el intestino y dar como resultado un funcionamiento inadecuado del eje intestino-cerebro, lo que repercute en el sistema nervioso central. De hecho, en condiciones de estrés y/o de enfermedad, peligra la integridad de la barrera epitilial, que puede volverse permeable. Esto supone que productos derivados podrían pasar fuera del intestino.

Numerosas evidencias científicas prueban que la función ejercida por nuestro microbioma intestinal, afecta no solamente a la funcionalidad general de nuestro intestino, sino que también repercute en nuestras emociones, estados de ánimo y capacidad cognitiva.

Alteraciones en el estado de ánimo, como la ansiedad, depresiones o el síndrome bipolar y también enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer o la esclerosis múltiple, se originan a veces por un estado de disbiosis intestinal con las consecuentes alternaciones de la respuesta inmunitaria del paciente y estado inflamatorio que puede extenderse hasta el cerebro.

Los investigadores de la universidad de Cork, Tedd Dinan y John Cryan, ya demostraron en 2013 que una integración probiótica selectiva con específicas cepas de bacterias probióticas, puede ser útil en la corrección del estado de la disbiosis intestinal, la carga inflamatoria y el estado de permeabilidad intestinal alterada, perceptibles en aquellas alteraciones del estado de ánimo; en particular, de la depresión.

Por eso, una vez que las investigaciones confirman el papel de nuestras bacterias intestinales en el mantenimiento de nuestro estado potencial de salud y de bienestar, deducimos que las terapias probióticas específicas pueden ser de gran ayuda, tanto para cuidar nuestro cerebro y estado de ánimo, como para prevenir y tratar enfermedades intestinales.

Marcello Romeo trabaja para Nutribiótica (www.nutribiotica.es), la distribuidora en España de los productos probióticos del laboratorio Bromatech.

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