SADM #82 Ene/Feb 2019

Michel Vulfovich, MD, Director de Oncología Ginecológica, Director de Servicios de Células Falciformes del Memorial Cancer Institute

Entre 1955 y 1992 la mortalidad de cáncer cervicouterino disminuyo en un 70% en los Estados Unidos de América. La razón principal de esta variación, fue la implementación de la prueba diagnóstica de Papanicolaou (también llamada citología exfoliativa o vaginal).

El objetivo de esta prueba es detectar los cambios en las células del cuello uterino que son precursoras del cáncer, antes de que los síntomas comiencen, permitiendo que el tratamiento sea más eficaz. Desafortunadamente, esta disminución en la mortalidad, no se ha desarrollo en el resto del mundo, principalmente por la limitación en los recursos y el acceso al sector salud en mucho países en vías de desarrollo.

La infección por el virus del papiloma humano (HPV por sus siglas en ingles), es el factor principal en el desarrollo del cáncer cervicouterino, ano, vulva, vagina, pene y cavidad oral. Este virus es transmitido a través del contacto sexual y entre más parejas sexuales tiene una persona, este riesgo aumenta.

En el mundo, este virus es la infección de transmisión sexual más común en adultos. Un 80% de las mujeres en Estados Unidos han sido contagiadas por al menos una cepa del virus, cuando llegan a la edad de 50 años. Aunque la mayoría de las mujeres no desarrollan ninguna complicación por este virus.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado la vacunación de personas jóvenes para prevenir la infección por el virus del papiloma humano. A la fecha, existen dos vacunas aprobadas por la FDA (Food and Drug Administration) que es la agencia del gobierno en los Estados Unidos que regula todos los medicamentos.

El nombre comercial de estas vacunas son: Gardasil y Cervarix. Ambas cubren únicamente las cepas más peligrosas de este virus, por lo cual se recomienda continuar con la prueba de Papanicolaou a pesar de haber recibido la vacuna.

Estas vacunas previenen pero no curan la infección por el virus del papiloma humano. Se recomienda administrar la vacuna tanto a mujeres como hombres, entre las edades de 9-26 años, siempre y cuando no hayan sido expuestos aun al virus.

Las vacunas han sido aprobadas en más de 100 países, y más de 100 millones de dosis han sido administradas. Es importante que platique con su pediatra sobre esta vacuna, la cual pudiera salvar la vida de sus hijos algún día, al prevenir algunos de los canceres anteriormente mencionados.