La presidenta de la Skin Cancer Foundation, Dra. Deborah S. Sarnoff, formula una recomendación esencial para cuidar nuestra salud visual:
“Cuando compres lentes de sol, asegúrate de que bloqueen entre el 99 y el 100 por ciento de los rayos UVA y UVB. El sol puede atravesar las nubes y la niebla, así que usa gafas incluso cuando no parezca fuerte.”
Aunque solemos pensar en el protector solar solo para la piel, nuestros ojos también necesitan protección frente a los rayos ultravioleta (UV).
La exposición prolongada al sol puede causar lesiones como la fotoqueratitis (una especie de “quemadura solar” en la córnea), el pterigión (un crecimiento anormal en la superficie del ojo) e incluso favorecer el desarrollo de cataratas o degeneración macular con el paso del tiempo.
Por eso, no todas las gafas de sol sirven. El color oscuro del lente no garantiza seguridad: lo importante es que el producto indique “protección 100 % UVA y UVB” o “UV400”. Solo así bloquea de manera efectiva la radiación dañina. Además, se recomienda elegir modelos envolventes o de gran cobertura para evitar la entrada de luz por los costados.
Los rayos del sol pueden llegar a tus ojos incluso en días nublados, fríos o con neblina, ya que las nubes dejan pasar gran parte de la radiación ultravioleta. También se refleja en superficies como el agua, la arena o la nieve.
Por eso, la recomendación es sencilla pero poderosa: usa siempre tus lentes de sol con filtro UV, acompáñalas con un sombrero de ala ancha y cuida tu vista todo el año.
Proteger los ojos del sol no es solo una cuestión de comodidad, sino una inversión en tu salud a largo plazo.