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Reflexión, Cuando quiero llorar, busco terapia
Victor Amram, Lic. Psychology, Lic. Hypnology, PhD. Theology
Desde que la adolescencia se apodero de mí, conocí la tristeza. Un sentimiento diferente a la frustración o la nostalgia, algo más fuerte y más difícil de controlar. Entonces encontré por casualidad la terapia más noble, directa y personalizada que pueda existir.
Ya los libros constituían un refugio importante, autores clásicos de la época renacentista, modernos europeos y abstractos latinoamericanos comenzaban a inundar mi precaria biblioteca de ladrillos rojos. Sin embargo no eran suficiente; el sentimiento profundo de vació en el pecho y las ganas de llorar acompañaba mis prolongados momentos de desamor.
Podría tener dieciocho (18) años cuando una chica dejó de lado mi romántica manifestación de amor. Fué en ese momento que encontré la terapia más efectiva, la misma que permitiría hacer mi vida emocional más llevadera. Desde entonces escribir se convirtió en mi muleta terapéutica. Dejar que el lápiz corriera en función de mis pensamientos más encontrados, permitía que se liberaran los sentimientos frustrados, los amores abortados y completar las metas que la realidad nunca me permitiría alcanzar.
Fué empezando los noventa cuando un caso controversial embistió mi carrera como Policía Judicial. Nunca había sentido el fracaso y la ruina profesional. Mi vida en la policía había transcurrido con altibajos propios de esa actividad. Pero arrastrarme por la marea de la opinión pública, el rechazo de muchos de mis compañeros de carrera y la amenaza permanente de la Directiva Policial de juzgarme por violación de las normas internas, era demasiado para poderlos resistir. En una decisión determinante fuí relevado del campo policial propiamente dicho y enviado como Sub-Director de la Academia Policial, donde me esperaba un rincón del abandono.
La tristeza se apoderaba de mí hasta que mi cerebro y una simple computadora comenzaron a crear lo que llegaría a ser mi primera novela policial: “El Suicidio del Siglo.” Seis meses fueron suficientes para volcar en 250 páginas, todos mis sentimientos de frustración y odio que podía albergar en mi corazón, para al final recibir dos premios inesperados, un pecho libre de rencores y el nombramiento como Director General de la Academia de Policía Judicial.
La terapia había funcionado, mi vida continúa entre cuentos y poemas, como siempre lo había sido, plasmando mis sentimientos diarios, mis sabores y los sinsabores, donde publiqué la tercera edición del Suicidio del Siglo, donde fuí sorprendido por la publicación gratuita de un nuevo libro: “ Cuando quiero llorar …escribo. ”
Se pueden conseguir en Amazon : “El Suicidio del Siglo”, ISBN-10: 1617645117
“Cuando Quiero Llorar . . . Escribo”, ISBN-10: 1463384327
Se pueden conseguir en Barnes & Noble : “El Suicidio del Siglo”, ISBN-13: 9781617645112
“Cuando Quiero Llorar . . . Escribo”, ISBN-13: 9781463384326n
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Reflexión, Cuando quiero llorar, busco terapia
Victor Amram, Lic. Psicologia, Lic. Hipnología, PhD. Teología
Desde que la adolescencia se apodero de mí, conocí la tristeza. Un sentimiento diferente a la frustración o la nostalgia, algo más fuerte y más difícil de controlar. Entonces encontré por casualidad la terapia más noble, directa y personalizada que pueda existir.
Ya los libros constituían un refugio importante, autores clásicos de la época renacentista, modernos europeos y abstractos latinoamericanos comenzaban a inundar mi precaria biblioteca de ladrillos rojos. Sin embargo no eran suficiente; el sentimiento profundo de vació en el pecho y las ganas de llorar acompañaba mis prolongados momentos de desamor.
Podría tener dieciocho (18) años cuando una chica dejó de lado mi romántica manifestación de amor. Fué en ese momento que encontré la terapia más efectiva, la misma que permitiría hacer mi vida emocional más llevadera. Desde entonces escribir se convirtió en mi muleta terapéutica. Dejar que el lápiz corriera en función de mis pensamientos más encontrados, permitía que se liberaran los sentimientos frustrados, los amores abortados y completar las metas que la realidad nunca me permitiría alcanzar.
Fué empezando los noventa cuando un caso controversial embistió mi carrera como Policía Judicial. Nunca había sentido el fracaso y la ruina profesional. Mi vida en la policía había transcurrido con altibajos propios de esa actividad. Pero arrastrarme por la marea de la opinión pública, el rechazo de muchos de mis compañeros de carrera y la amenaza permanente de la Directiva Policial de juzgarme por violación de las normas internas, era demasiado para poderlos resistir. En una decisión determinante fuí relevado del campo policial propiamente dicho y enviado como Sub-Director de la Academia Policial, donde me esperaba un rincón del abandono.
La tristeza se apoderaba de mí hasta que mi cerebro y una simple computadora comenzaron a crear lo que llegaría a ser mi primera novela policial: “El Suicidio del Siglo.” Seis meses fueron suficientes para volcar en 250 páginas, todos mis sentimientos de frustración y odio que podía albergar en mi corazón, para al final recibir dos premios inesperados, un pecho libre de rencores y el nombramiento como Director General de la Academia de Policía Judicial.
La terapia había funcionado, mi vida continúa entre cuentos y poemas, como siempre lo había sido, plasmando mis sentimientos diarios, mis sabores y los sinsabores, donde publiqué la tercera edición del Suicidio del Siglo, donde fuí sorprendido por la publicación gratuita de un nuevo libro: “ Cuando quiero llorar …escribo. ”
Se pueden conseguir en Amazon : “El Suicidio del Siglo”, ISBN-10: 1617645117
“Cuando Quiero Llorar . . . Escribo”, ISBN-10: 1463384327
Se pueden conseguir en Barnes & Noble : “El Suicidio del Siglo”, ISBN-13: 9781617645112
“Cuando Quiero Llorar . . . Escribo”, ISBN-13: 9781463384326n
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