Los riesgos ocultos del alcohol y cómo alejarnos de ellos

Durante años hemos escuchado que una copa de vino al día puede ser buena para el corazón o que una cerveza “no hace daño”. Sin embargo, la evidencia científica actual está contando otra historia: no existe un nivel de consumo de alcohol que sea completamente seguro para la salud. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Mayo Clinic coinciden en que incluso beber de manera moderada puede tener efectos negativos acumulativos sobre el cuerpo y la mente.

Lo que ocurre en el cuerpo, aunque sea una copa

  • Sueño interrumpido: aunque parezca que relaja, el alcohol altera las fases del descanso profundo, haciendo que despertemos cansados.
  • Corazón y presión arterial: puede elevar la presión y afectar el ritmo cardíaco.
  • Cáncer: diversos estudios relacionan el consumo, incluso moderado, con mayor riesgo de cáncer de mama, hígado, colon y esófago.
  • Estado de ánimo y memoria: después del efecto inicial de bienestar, el alcohol puede aumentar la ansiedad y disminuir la concentración.

Redefinir nuestra relación con el alcohol

El movimiento “sober curious” —personas que deciden reducir o eliminar el alcohol sin esperar a tener un problema— está creciendo en todo el mundo. No se trata de renunciar a la vida social, sino de vivirla con más claridad, energía y bienestar.

  1. Fija tus propias reglas: Decide cuántos días beberás (si lo haces) y cuántos serán libres de alcohol. Llevar un pequeño registro ayuda a tomar conciencia.
  2. Sustituye con placer: Prueba bebidas sin alcohol que te gusten: agua con gas y frutas, mocktails, té frío o kombucha.
  3. Rompe la presión social: Decir “esta noche no bebo” es un acto de salud, no de rareza. Comunícalo con seguridad: muchos te apoyarán, otros quizás se animen a acompañarte.
  4. Busca alternativas sociales: No todo evento necesita incluir alcohol. Propón una cena tranquila, una caminata o una salida cultural.
  5. Aprecia los cambios: En pocos días notarás mejoras: mejor descanso, piel más fresca, energía constante, mejor concentración y ánimo.

Reducir o eliminar el alcohol no es una renuncia, sino una inversión en bienestar y longevidad. Es elegir claridad en lugar de confusión, descanso en lugar de cansancio, y control en lugar de hábito.

Fuentes consultadas