SADM #61 Jul/Ago2015

La autoestima radica en que pertenece a nuestro ser, nuestra manera de ser y al sentido de nuestro valor personal. Es por ello, que incide en la manera de pensar, sentir, decidir y actuar.

El profesional autor de este artículo “PLC.DOC”, es moderador del canal de “Zello” “Venezuela..Libre”. Se mantiene su anonimato por razones de seguridad, ya que el régimen represor instaurado en Venezuela, castiga hasta con la muerte a aquellas personas que manifiestan su opinión crítica opuesta.

La preocupación se centra en que parte de los venezolanos, consideran que tiene buena autoestima y sienten que son valorados, por lo que tienen, lo que hacen o a donde van.

Si nos centramos, en el esquema de las necesidades básicas de Abraham Maslow, donde se detallan aspectos fisiológicos, de seguridad, afiliación, reconocimiento y Autoestima-del-Venezolano2-compressorautorrealización; un gran número de venezolanos se ubican en la base de esa pirámide, solo tratando de sobrevivir para cubrir muy parcialmente aspectos básicos, tales
como respirar, mal alimentarse y descansar. El mejor ejemplo, es que el venezolano, de sus 168 horas semanales, dedica casi el 50% entre colas y recorridos tipo cruzadas, en busca de productos básicos. Entonces no hace falta que exprese cual es la autoestima del venezolano. Seguramente el lector, puede sacar sus propias conclusiones; pues es inadmisible, que los venezolanos no comprendan la raíz del problema.

El Venezolano debe comprender que ha empeñado su autoestima a este sistema, qué guarda una relación marital con el régimen donde se comporta como la amante complaciente, que solo aguarda por las migajas que esté le da, permiten el maltrato permanente y sostenido y el victimario le hace creer que es lo que se merece y el venezolano, en esa pérdida de integridad y dignidad, fleja ante el opresor.

Sin embargo, aquellos que aún nos mantenemos íntegros logramos darnos cuenta de las ambigüedades que atrapan entre absurdos y contradicciones a ese grupo de venezolanos que están sometidos, o que en el peor de los casos, padecen el Síndrome de Estocolmo.

En consecuencia a mi juicio realmente, la autoestima no es la imagen, ni es el contenido de lo que se tiene o se hace; sino los procesos de arraigo, de identidad y las definiciones personales, y la vinculación con el otro y el desempeño óptimo.

La autoestima nos obliga a salir de la comodidad, a avivar nuestra conciencia y a aprender a defender lo que somos y queremos.

“..Vuelvan caras..”